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En el centro de Lisboa, concretamente en el Barrio Alto, hay un proyecto que rompe con todos los esquemas de lo que solemos encontrarnos por aquí. Se trata de un nuevo conjunto residencial ubicado en una calle estrecha y muy antigua, diseñado por los arquitectos RRJ. El edificio se adapta a la topografía del barrio, con una trama urbana muy densa y calles muy empinadas.
Veamos en qué consiste este proyecto innovador dentro de uno de los barrios más antiguos de Lisboa.
Paseando por las calles del Barrio Alto, vamos a encontrarnos fachadas de distintos colores. Algo que forma parte de la tradición y que define la identidad del barrio. Para no romper con este esquema el proyecto pinta sus fachadas de verde claro. Las ventanas intentan también seguir la estética del entorno y mantienen el mismo tipo de persianas, aunque reinventadas de una forma más actual.
Desde esta perspectiva de la calle podemos comprobar los edificios tan diferentes que nos encontramos en el barrio. Fachadas rosas se mezclan con otras blancas de piedra caliza. Los volúmenes también varían y vemos edificios de varias alturas. La vegetación se va entremezclando sutilmente por cada recoveco y aparece cuando menos te lo esperas.
Las fachadas que miran al patio interior presentan formas que juegan con los llenos y los vacíos entre la fachada y los huecos de los balcones. Estos huecos, muy marcados por las carpinterías negras, tienen todos el mismo formato y medidas de forma que crean un ritmo constante, pero a la vez, cambiante, ya que las contraventanas son las que definen finalmente el grado de apertura, según las necesidades de cada usuario.
En la entrada de uno de los edificios nos enfrentamos con un lenguaje mucho más contemporáneo si lo comparamos con la fachada. El interior es muy distinto del exterior. Aquí los colores son más fuertes, aparecen brillos y materiales con diferentes texturas.
Es un espacio muy amplio que separa el vestíbulo de las zonas privadas de la casa. Aquí no falta la entrada de luz, que viene tanto de los huecos de fachada como de un patio interior y algunas claraboyas, puesto que nos encontramos en el último piso del edificio.
Los interiores han sido diseñados para que no falte de nada, la comodidad es lo primero. Los dos sofás en el centro y la alfombra de color burdeos definen una zona de estar que también es biblioteca. Desde aquí podemos ver cómo la luz entra sutilmente a través de los lucernarios y del patio acristalado.
La terraza de este apartamento de la última planta se concibe con uno de los lugares más especiales. Desde aquí tenemos unas maravillosas vistas de toda Lisboa, que se ven potenciadas por una estructura de hormigón que encuadra la ciudad como su fuera un cuadro natural.
